¡Permítemelo, oh vida!
Tú has sido la causa,
el camino, la meta,
tú la alegría.
Tu creas el llanto,
lo cesas, lo justificas.
Me arrancas las alas,
¡eres un milagro!
Concédemelo, te lo suplico.
Ahora comprendo que erré,
que te soñé alcanzable
¡y hasta los sueños evito!
!Que nunca entendí tus ojos!
Como cristales en fuego,
Creílos fundirse en mi pecho
y ahora se me han roto.
Y por eso he de rogarte,
por amor, por deseo,
por coraje, por ira;
por tu risa, por tus ojos,
¡Por mis sueños!, mi vida,
!Déjame olvidarte!
viernes, 12 de marzo de 2010
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Este me gusta fea.
ResponderEliminar:)
Por fin!!! ;_______; tu eske tenías ke esperarte a ke subiera lo más triste ke tuviese para comentar no? bueh, al menos esto le da algo feliz a la enrtada xD
ResponderEliminarMaría escribe, sigue escribiendo, publica como ahora, continúa permitiendo que sintamos tu percepción del mundo a través de tus palabras. La poesía es visión, conocimiento y trabajo.Muchas gracias por compartir eso con nosotros.
ResponderEliminarLo intentaré mientras tenga algo de tiempo XD Gracias.
ResponderEliminarSe nota. Si te arrancó las alas (con turbarte el sueño era bastante) es que no entendiste ni sus ojos ni el milagro, pero por cómo los abrasaste en el pecho, el ruego por tus sueños y el cese del llanto (por esas estrofas) vale la pena el poema.
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